Ventajas y desventajas del montaje rasado, no rasado y semirasado

Los sensores de proximidad inductivos existen desde hace décadas y han demostrado ser un invento revolucionario para el mundo de la automatización. Este tipo de tecnología detecta la presencia o ausencia de objetos ferrosos mediante campos electromagnéticos. Los clientes suelen seleccionar qué sensor inductivo usar en su aplicación en función de su factor de forma y distancia de conmutación.

Un factor importante que considerar es cómo se montará el sensor. Las condiciones de montaje incorrectas pueden hacer que el sensor se active de manera incorrecta, disminuyendo su confiabilidad y eficiencia. Dado que los sensores de proximidad inductivos apuntan a objetos metálicos, rodear el sensor con un montaje metálico provocará consecuencias no deseadas para el cliente. Comprender estas implicaciones nos ayuda a seleccionar el sensor inductivo correcto para su aplicación específica. Hay varias opciones de montaje disponibles para este tipo de sensor, incluido el montaje rasado, el montaje no rasado y el montaje semirasado.

Montaje rasado
Es también conocido como montaje empotrable, es exactamente lo que describe el nombre. El sensor está al ras con la superficie de montaje. La ventaja de montar el sensor de esta manera es que brinda protección a la cara del sensor. Las formas en las que se puede dañar un sensor son infinitas, pero con el estilo de montaje rasado, estos factores se reducen. La forma en que está diseñado un sensor de montaje rasado hace que el campo magnético solo se genere fuera de la cara del sensor (como se muestra en la imagen debajo). Esto permite que el sensor funcione correctamente al evitar disparar desde la montura en lugar del objetivo. La desventaja de esto es que crea distancias de conmutación más cortas que otros tipos de montaje.

Montaje no rasado
Un sensor de proximidad inductivo no rasado es relativamente fácil de detectar porque se extiende desde el soporte de montaje y también usa una tapa que rodea la cara del sensor. Los sensores no rasados ofrecen el rango de distancia de detección más largo porque el campo electromagnético se extiende desde los lados de la cara del sensor en oposición a los bordes o estrictamente al frente de la cara. Hay algunas consecuencias a considerar al seleccionar este estilo. El cabezal del sensor está expuesto al entorno externo. Estos sensores son más susceptibles de ser golpeados o dañados, lo que, a su vez, puede causar fallas dentro del proceso y costarle dinero a la empresa para reemplazarlos. Es importante comprender estos posibles factores problemáticos para que puedan evitarse en la fase de diseño si necesita una distancia de conmutación más larga.

Montaje semirasado
Es también conocido como cuasi-empotrado, es similar al estilo de montaje rasado, pero requiere una zona libre de metal alrededor de la cara del sensor para lograr el rango de detección óptimo. Por lo tanto, este sensor está protegido y ofrece un campo de detección más grande que un sensor empotrado. La desventaja es que si el metal toca el borde de la cara del sensor reducirá drásticamente el rango de detección.

Cada estilo ofrece ventajas y desventajas. Cada estilo utiliza una tecnología y un diseño específicos que le permiten adaptarse a diferentes aplicaciones. Comprender estos pros y contras nos permitirá tomar una decisión más informada para utilizar en la aplicación en cuestión.

Esta entrada fue publicada en Sensores inductivos de proximidad, Sensores para detección de objetos y etiquetada . Enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *